Llegando a Nueva Zelanda, desde el avión, tuvimos unas de las mejores vistas aéreas, era la isla sur repleta de montañas con sus picos totalmente nevados, impactantes. Hasta ahí todo era color de rosa, las montañas, la vuelta y los amigos chilenos esperándonos, no podía salir todo tan bien, es por eso que la ultima prueba nos estaba esperando en el aeropuerto de Christchurch.
En Bangkok y en toda Asia nos cuidamos comprando los regalos, sabíamos lo rigurosos que eran los Kiwis con las cosas que uno traía de afuera y para no tener ningún problema, evite comprar algo de madera, llevar alimentos, ni nada que haga hacernos pasar un mal momento en el aeropuerto. Pero lamentablemente el mal momento lo tuvimos que atravesar.
Al bajar del avión nos perdimos de los chilenos y la tarjeta de inmigración la llene junto a Pisko, lo único “raro” que yo traía era un set de sushi hecho de madera, pero fui tan inocente que lo declare. Pisko mas jugado todavía, traía café y te de Vietnam que tubo que declarar. Una vez que teníamos las tarjetas completas y nos acercamos a la fila donde a uno le escanean los bolsos, un guardia nos lee primero las tarjetas y nos pregunta que traíamos, le contestamos la verdad. Que solo Te, café, y regalos lo cual fue suficiente para que nos mandaran a hacer otra cola junto a posibles narcotraficantes y terroristas, mas teniendo pasaporte Argentino y viniendo de Malasia!.
Teníamos tres personas delante nuestro, y de a poquito cada vez iba cayendo mas gente al baile. En la cola ya podíamos ver lo que nos esperaba, una habitación en la cual íbamos a ser interrogados y revisados.
Por más que no estábamos trayendo nada raro fue imposible no hacerse la cabeza durante esos quince minutos que aguardamos ser llamados. Pensaba en todo lo que tenia adentro del bolso, y si había algo que aparente ser una bomba o algún ibuprofeno con que me puedan hacer lió. Así de perseguido estábamos.
Nos llaman y nos asignan un oficial a cada uno, entramos a una sala enorme y me sientan a espaldas de mi aimgo. Ahí empezaron las preguntas y obviamente todas en ingles.
Mientras yo contestaba el oficial iba anotando todo en un cuaderno. Me pregunto acerca de nuestro viaje. Donde estuvimos, con quien viajaba, que hicimos y que íbamos a hacer en Nueva Zelanda, hasta preguntas como si fumaba marihuana y si había probado hongos alucinógenos en Tailandia. No conforme el oficial con mis respuestas abrió mi mochila, saco el Ipod y me dice “Te voy a escanear el Ipod para ver si quedo algún resto de marihuana, si estuviste contacto con marihuana últimamente va a saltar en el escáner” a lo que me vuelve a preguntar “fumaste marihuana?”, le contesto la verdad, que nunca había fumado y se fue a hacer la prueba. Vuelve, y me dice “Negative”. No conforme con la prueba saco mi cámara de fotos y empezó a mirar todas las fotos que tenia. En ese momento trate de recordar que fotos tenía guardada en la memoria pero no eran para preocuparse. Me entrega la cámara, el ipod y me pregunta finalmente “Que traes en bolso?”, parecía que me lo hacia apropósito!, no terminaba mas de romperme las bolas. Le conteste que tenía la ropa que use en el viaje y regalos de Asia, también le pregunte amablemente si quería abrirlo, me respondió que no era necesario, me sello la tarjeta y nos libero a los dos.
A la salida nos encontramos con los Chilenos que viajaban con nosotros y nos preguntaron porque habíamos tardado tanto. Le contamos nuestra hazaña y nos comentaron que ellos mas allá de las cosas que estaban trayendo habían puesto todo que “No” en la tarjeta de inmigración, eludiendo todo tipo de problemas y controles. Asique por demostrar ser buenos terminamos siendo unos buenos boludos.
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