Mas allá de que los kiwis tienen la fama de ser amables y amigables de por si, pudimos comprobarlo mediante dos personas a las cuales nos ayudaron mucho en nuestra estadía en Nueva Zelanda.
Tengo el agrado de presentarles a Peter Kim, un Coreano re copado que saque de la galera.
El tipo nos paso a buscar por el aeropuerto, se comió las 2 horas de demora del vuelo nos recibió con una sonrisa y nos ayudo en todo nuestro primer día de tramites en tierras totalmente desconocidas para nosotros.
Escucha…
Nos ayudo a tomarnos el bondi mas barato desde el aeropuerto a Auckland.
En Auckland nos llevo al hostel que teníamos visto de antemano.
Nos llevo a un local coreano de electrónica donde nos vendieron el celular mas barato de NZ.
Nos acompaño al banco a abrir nuestras cuentas bancarias y un par de trámites más. Después de haber hecho todo esto nos llevo a comer su comida india favorita llamada “butter chicken” muy sabrosa y rica de por cierto.
La otra persona es Mary, una señora de familia de dos hijos la cual conocí mediante facebook.
Habíamos hablado mucho previamente al viaje y habíamos quedado en que cuando llegue a Auckland le iba a avisar para arreglar, hacer algo y conocernos.
Luego de haber intercambiando mensajes de textos, nos dice que vayamos el domingo a pasar el día en la casa con una BBQ (“asado”) de por medio.
A todo esto la casa quedaba en las afueras de Auckland, lo cual teníamos que tomarnos un tren y ella nos esperaba en la estación para llevarnos su casa.
Era la primera vez que nos íbamos a mover solos en transporte público y para variar, ese día no había trenes. Nos tuvimos que hacer hombres y averiguar en ingles que bondi nos dejaba, intentar explicarle la situación a Mary por teléfono y coordinar un nuevo lugar de encuentro.
Mas allá de los inconvenientes y demoras ocasionadas llegamos a destino y ahí estaba ella, esperándonos en su Mazda junto a su hija y su perro Link.
Nos llevo con su auto a dos playas muy copadas y poco conocidas cerca de su ciudad. Luego de andar de acá para allá con su auto a las chapas, nos abrió las puertas de su casa, donde nos hicieron sentir siempre muy cómodos.
Pasamos toda la tarde con ellos y tipo 6 (la hora que cenan ellos) el marido (un personaje) prendió la “parrilla” y hizo una BBQ.
La vuelta en bondi obviamente me paso factura, entre subida y bajada de las rutas y el atracón que me di con la comida no me quedo otra que clavarme una buscapina e irme al sobre temprano.
Fue un día totalmente impensando y diferente para nosotros, donde pudimos notar lo bien que viven la mayoría de las familias acá y de la forma en que lo hacen.
Haceme acordar que te envié por Fedex refuerzos de Buscapina!! jaja.
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