Aparte de las excursiones que podíamos realizar en Luang Pruabang, esta ciudad constaba con un muy buen mercado nocturno para comprar todo tipo de cosas, artesanías más que nada y a muy buen precio todo, fue recién aquí donde aproveche a comprar un par de regalos para la familia. El mercado abre alrededor de las siete de la tarde y antes de las doce cierra todo, como en todo Laos.
Una de las noches la aprovechamos para ir a tomar algo a uno de los bares de la ciudad con los amigos que habíamos hecho hasta el momento. Como era de esperar, a medianoche, el dueño nos pidió que si queríamos seguir en el bar teníamos que sentarnos adentro para el poder “cerrar” el bar. Le hicimos caso y nos quedamos un par de horas mas tomando algo, cuesta irse a dormir temprano…
Alrededor de las dos de la mañana salimos del bar y nos encontramos con una ciudad totalmente dormida, sin nadie en la calle, todo cerrado y con pocas luces. Concientes del toque de queda nos fuimos derechito a nuestros hoteles sin hacer mucho ruido, o por lo menos lo intentamos. Al llegar a la puerta del hotel nos encontramos con que también estaba cerrado y que los dueños estaban totalmente dormidos, era de noche no había nadie en la calle y nosotros temíamos porque en cualquier momento pase la policía y nos levante a todos!. Tras diez minutos de haber estado tocando la puerta logramos despertar a la encargada del hotel que de camisón y con una cara de culo enorme nos dejo pasar. Supongo que esa no iba a ser la primera ni ultima vez que le iba a abrir a unos turistas después de hora.
La mañana siguiente nos estaba esperando una combi en la puerta del hotel para irnos a la ciudad de Vang Vieng, a unas ocho horas de donde estábamos. El viaje dentro de todo fue bastante llevadero, no recuerdo haberme cagado tanto de calor y los paisajes que se pueden observar durante el camino son impresionantes. Camino a Vang Vieng pasamos por pueblos muy pobres a la altura de que a los niños se los veía bastante sucios y sin vestir ninguna ropa. Shockeante.
Como era de esperar la combi nos dejo en la estación de ómnibus de Vang Vieng y no en la ciudad, y ahí estaban al acecho los miles de tuc tuc ofreciéndonos sus servicios. A nadie les quedo otra que tomar uno y después de un viaje de diez minutos nos encontrábamos en plena ciudad buscando hoteles. Era temporada baja y por suerte no tuvimos que buscar tanto, el segundo hotel que vimos ya nos convenció y por un buen precio conseguimos una buena habitación y con Internet libre, que mas queríamos?
(Ultima noche con la banda del Slow boat en Luang Pruabang, a muchas volveremos a cruzar mas adelante)
(Pueblos al paso)
(Un poco de paisaje durante el viaje)
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