24 de enero de 2012

Adiós Luang Pruabang

Aparte de las excursiones que podíamos realizar en Luang Pruabang, esta ciudad constaba con un muy buen mercado nocturno para comprar todo tipo de cosas, artesanías más que nada y a muy buen precio todo, fue recién aquí donde aproveche a comprar un par de regalos para la familia. El mercado abre alrededor de las siete de la tarde y antes de las doce cierra todo, como en todo Laos.
Una de las noches la aprovechamos para ir a tomar algo a uno de los bares de la ciudad con los amigos que habíamos hecho hasta el momento. Como era de esperar, a medianoche, el dueño nos pidió que si queríamos seguir en el bar teníamos que sentarnos adentro para el poder “cerrar” el bar. Le hicimos caso y nos quedamos un par de horas mas tomando algo, cuesta irse a dormir temprano…
Alrededor de las dos de la mañana salimos del bar y nos encontramos con una ciudad totalmente dormida, sin nadie en la calle, todo cerrado y con pocas luces. Concientes del toque de queda nos fuimos derechito a nuestros hoteles sin hacer mucho ruido, o por lo menos lo intentamos. Al llegar a la puerta del hotel nos encontramos con que también estaba cerrado y que los dueños estaban totalmente dormidos, era de noche no había nadie en la calle y nosotros temíamos porque en cualquier momento pase la policía y nos levante a todos!. Tras diez minutos de haber estado tocando la puerta logramos despertar a la encargada del hotel que de camisón y con una cara de culo enorme nos dejo pasar. Supongo que esa no iba a ser la primera ni ultima vez que le iba a abrir a unos turistas después de hora.
La mañana siguiente nos estaba esperando una combi en la puerta del hotel para irnos a la ciudad de Vang Vieng, a unas ocho horas de donde estábamos. El viaje dentro de todo fue bastante llevadero, no recuerdo haberme cagado tanto de calor y los paisajes que se pueden observar durante el camino son impresionantes. Camino a Vang Vieng pasamos por pueblos muy pobres a la altura de que a los niños se los veía bastante sucios y sin vestir ninguna ropa. Shockeante.
Como era de esperar la combi nos dejo en la estación de ómnibus de Vang Vieng y no en la ciudad, y ahí estaban al acecho los miles de tuc tuc ofreciéndonos sus servicios. A nadie les quedo otra que tomar uno y después de un viaje de diez minutos nos encontrábamos en plena ciudad buscando hoteles. Era temporada baja y por suerte no tuvimos que buscar tanto, el segundo hotel que vimos ya nos convenció y por un buen precio conseguimos una buena habitación y con Internet libre, que mas queríamos?

(Ultima noche con la banda del Slow boat en Luang Pruabang, a muchas volveremos a cruzar mas adelante)

(Pueblos al paso)

(Un poco de paisaje durante el viaje)



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