Amanecimos en Penang y lo primero que hicimos fue cambiarnos de hostel. No tuvimos que caminar mucho por suerte, ya que alado había un par mejores. Luego calculamos el tamaño de la isla, sus atracciones y decidimos aventurarnos a alquilar una moto para recorrerla.
Nunca en mi vida había manejado una moto, y sin duda las calles de Penang no eran un buen lugar para aprender, pero así y todo una vez más me lance a la aventura, solamente necesite 2 cuadras para aprender a manipular una, muy fácil la verdad, y la verdad que ahora no entiendo porque mis padres me la negaron tanto de chiquito. Jaja, Asique ahora es momento de sacarme todas las ganas que tenía.
Andar en moto por Penang fue lejos una de las mejores experiencias del viaje, yo creo que si uno anduvo en moto en Penang o en muchas otras ciudades del sudeste asiático ya se encuentra totalmente capacitado para andar en cualquier lugar del mundo.
Tremenda la cantidad de motos que hay andando en esta isla, es un quilombo manejar, las motos te salen de todos lados, se mandan en cualquier lado, y la coordinación que tienen estos tipos es envidiable, hacen maniobras alocadas con hasta 3 personas arriba. Uno al ver todo este quilombo en la calle va tomando cada vez más confianza y a los 15 min. De estar andando ya nos hacíamos los que manejábamos hace 20 años en la isla.
Le cargamos el tanque por 2 dólares y nos recorrimos casi toda la isla hasta llegar a una playa muy linda donde nos sacamos esas ganas de bañarnos en aguas asiáticas que teníamos hace mucho tiempo, visitamos de paso la mezquita flotante y un templo donde se encontraba uno de los budas acostados más grandes del mundo, ha sido un día muy productivo sin duda, esta Isla nos sorprendió y nos ha dejado un lindo sabor.
Nos quedamos solo 3 días en esta isla, pasamos de llegar de noche con miedo y hambre a ir a cenar en moto a lugares donde nos conocían y nos trataban como en casa. Así es el Sudeste asiático por más extraño que te sientas al llegar a una nueva ciudad sabes que al otro día te vas a sentir como en casa. Lo malo es saber que uno va a estar siempre de pasada por cada ciudad.
(La moto rosa)
(Buda recostado)
(llegando a la playa en moto)
(La Mezquita flotante)
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