Nuestro próximo viaje seria en combi desde Penang hacia Krabi (Tailandia), dentro de todo este chofer era más tranquilo, de hecho tenía pinta de Tailandés y no de Malayo, creo que eso explicaría todo.
En la frontera nos tuvimos que bajar todos de la combi para hacer sellar los pasaportes y nos coloquen las respectivas Visas. Como siempre, los sudacas de la combi fuimos los últimos en hacer los trámites, nos retuvieron un poco porque supuestamente necesitábamos la vacuna de la fiebre amarilla, asique nos llevaron a una sala de cuarentena como si estuviéramos rabiosos y nos hicieron completar un papel con pocos datos. Allí dentro, con el poco ingles que tenía el oficial, nos preguntaron sobre la famosa vacuna de la fiebre amarilla que no teníamos, a lo que le respondimos que veníamos de Nueva Zelanda y que no era necesaria, el oficial entendió rápidamente, nos sacó el papel de las manos a semi completar y nos entregó la visa por 90 días, fue una situación bastante ridícula y de no más de 5 minutos.
Luego de un par de horas de viaje llegamos a Hat Yai, una de las ciudades más grandes al sur de Tailandia, muchos turistas la usan de ciudad de paso pero nosotros decidimos ir directo a Krabi para estar muchísimo más cerca de las islas, por eso cuando llegamos acá nos tuvimos que cambiar de combi, el tema era que la combi anterior nos había dejado en una agencia en medio de la ciudad y según lo que nos habían dicho ahí teníamos que esperar 30 Min. Más para hacer el cambio de combi.
Comimos algo alado de la agencia y luego de un rato nos vinieron a avisar de que teníamos que subirnos a un Tuc tuc (son los taxis de Asia) que nos iba a llevar a la estación de ómnibus donde se encontraría nuestra combi con destino a Krabi.
Todo esto que les cuento sucedió con un inglés bastante precario por parte de los tailandeses, imagínense que solo saben un par de palabras en ingles y no te queda otra que hacerte entender por gestos en la mayoría de los lugares.
Nos subimos al tuc tuc de la agencia, en ese momento llovía y la ciudad no se veía muy linda que digamos. El chofer del tuc tuc, con el cual no intercambiamos ni una sola palabra, nos tenía que llevar supuestamente a la estación de ómnibus, pero empezamos a dudar si lo iba a hacer cuando se empezó a meter por unas calles que fueron las más pobres por las que anduve por el momento en el sudeste asiático y en mi vida, debo admitir que tuve miedo, y seguramente los 4 lo teníamos en ese momento.
Íbamos atrás del tuc tuc (en la cúpula), sin tener contacto con el chofer y la camioneta se metía cada vez en lugares más feos, no entendíamos nada, primero pensamos que se había equivocado, luego ya pensamos lo peor, que nos había llevado a algún lugar para robarnos todo!. Teníamos todo encima, plata, notebook, tarjetas, ropa etc. Etc. Estábamos regaladisimos la verdad.
Para agregarle más miedo llegamos a una calle sin salida, donde el chofer paro el auto y se le acerco una persona a hablarle muy misteriosamente, como si fuese el “jefe” de la villa que le da luz verde para pasar, para ese momento yo tenía ganas de bajarme del Tuc tuc y salir corriendo hacia cualquier lado, pero por suerte no perdimos la calma y cuando el chofer dio la vuelta y estaciono el auto vimos que de adentro de la villa salían 2 mujeres con un bebe en brazos y un par de bolsos, en ese momento nos dimos cuenta que lo que estaba haciendo el chofer era solamente recoger a 2 personas más para llevar a la estación, obviamente por izquierda y a escondidas de la agencia.
Luego de este mal momento que nos hizo pasar sin querer el chofer, llegamos a la dichosa estación de ómnibus donde el chofer nos baja del Tuc tuc y nos señala la combi que nos teníamos que tomar para ir hacia Krabi. Nos termina de señalar la combi y desapareció mágicamente y allí nos encontrábamos, nuevamente en bolas pensando si nos había cagado o no.
Estos momentos de pensar que te van a a querer cagar, uno los tiene pendiente todo el tiempo en el sudeste asiático, esta todo tan mal organizado que pensas siempre lo peor, pero con el tiempo te vas acostumbrando y no te queda otra que empezar a confiar y relajarte más. Mas con el poco dialogo que uno puedo tener con las personas.
Así fue como con un par de señas nos encontrábamos en la última camioneta con destino a Krabi, nadie nos había cagado hasta el momento pero ahora lo que se nos cruzaba por la cabeza era donde carajo nos iba a dejar la camioneta a tan altas horas de la noche, mas sabiendo que en la combi iban todos tailandeses que venían de trabajar y éramos los únicos turistas.
Era imposible no pensar en donde nos dejaría la combi, y la verdad que no quería repetir una vez mas la experiencia que habíamos tenido en Penang, por más bien que nos había salido.
Luego de un par de horas la combi empezó a hacer paradas, la gente se iba bajando, quedábamos cada vez menos personas adentro y nosotros sin saber dónde nos iban a bajar, pero una vez más fuimos sorprendidos. El chofer se baja de la combi y se pone a hablar con el dueño de un hostel, para ese entonces nosotros ya sabíamos de antemano que esa era la ciudad en la que nos teníamos que bajar, el chofer termina de hablar con esta persona, abre la puerta de la combi y finalmente nos indica que habíamos llegado.
Que hizo el chofer? Seguramente se bajó antes para arreglar alguna tarifa con el hotel por los 4 que íbamos a pasar la noche ahí, una vez más, un chofer jugando por izquierda y sacando su comisión extra. Obviamente a nosotros no nos importó mucho, porque ya nos encontrábamos ahí, en la ciudad que queríamos estar, de noche y en la puerta de un hotel, mas sabiendo que el hotel no era para nada caro.
Asi es el sudeste asiático, muchas personas viven de los turistas e intentan sacar ventajas de ello de cualquier manera, se las saben todas, ese día tuvimos 2 ejemplos claros delante de nuestros ojos de cómo se manejan las cosas por acá, no queda otra que relajarse y dejar que ellos hagan sus negocios por atrás, es todo parte del viaje.
(Uno de los pocos templos que ofrece la ciudad.)
(Recorriendo las calles de Krabi)
(El detalle de los semaforos)
(Instaladisimos en el Guesthouse)
(Un mercado nocturno muy interesante para recorrer en la ciudad)